Defensa del Patrimonio

Presentación del Libro Los jardines de la Recoleta


Demandados por el gobierno porteño, un grupo de vecinos no festejará la nueva estación de subte

La plaza Intendente Alvear, en 2012, cuando el gobierno comenzó a ejecutar allí las obras de la nueva estación de Subte Crédito: Soledad Aznarez

Bombos y platillos sonarán mañana durante la inauguración de la nueva estación de la Línea H del Subte, junto a la Facultad de Derecho, en la Recoleta. Pero para algunos vecinos esa música alegre sonará lúgubre.

Se trata de Sonia Berjman, Santiago Pusso y la ONG Basta de Demoler, a quienes en 2013 el gobierno porteño demandó por $24.000.000, luego de que éstos, mediante un amparo, frenaran las obras iniciales de esta estación, que la Ciudad ejecutaba a unos 100 metros de su actual ubicación, en la Plaza Intendente Alvear, catalogada como Área de Protección Histórica 14 (APH) por su alto valor patrimonial.

El proyecto original de la nueva estación fue aprobado para desarrollarse en la Plaza Francia, comprendida por las avenidas Pueyrredón, del Libertador y las calles Levene y Agote, frente al Museo Nacional de Bellas Artes. Pero en 2012, el gobierno inició las obras en la plaza de al lado, la Intendente Alvear, diseñada en 1897 por el paisajista Carlos Thays y protegida por una legislación que impide excavarla, alterar su diseño y talar su añoso arbolado.

Berjman, Pusso y Basta de Demoler accionaron ante la Justicia, que dictó una medida cautelar y detuvo los trabajos. Luego, en los Tribunales, en reuniones con el gobierno porteño y la empresa Sbase -que ejecutaba las obras-, los amparistas propusieron que la nueva estación se construyera en el espacio que ocupaba el estacionamiento del Centro Municipal de Exposiciones, junto a la Facultad de Derecho.

Exactamente en ese lugar es que mañana el gobierno porteño inaugurará la nueva estación.

 

Razones

¿Por qué el gobierno accionó contra los amparistas si la Justicia determinó que su reclamo era legítimo? Su argumento fue que estos vecinos «promovieron una traba infundada con la única intención de obstruir los trabajos, ya que luego abandonaron voluntariamente el litigio», apuntaron entonces fuentes oficiales consultadas.

La Justicia había ordenado detener cautelarmente la obra; la sentencia final sólo se conocería al concluir el proceso legal. Berjman, Pusso y Basta de Demoler dejaron de impulsar el reclamo de fondo «en vista de que el gobierno procedió a relocalizar la estación», afirmaron, por lo que el planteo devenía abstracto. El gobierno consideró que este proceder de los denunciantes denotó una ausencia de interés real en la causa y los acusó de provocar una pérdida de tiempo y dinero.

«Que se inaugure la estación en el lugar propuesto por mí no significa que la causa judicial se termine», explicó Sonia Berjman, doctora en historia del arte por la Universidad de Buenos Aires y La Sorbona. Calificó de «irracional» la acción que impulsa el gobierno y consideró que con la ubicación definitiva de la estación se le da a ella la razón de manera fáctica. Berjman explicó que su salud se vio severamente afectada por el accionar judicial en su contra: «Pienso que me voy a morir a causa de la demanda. Y que el gobierno porteño no va a ceder hasta que me muera».

La Procuración General, encabezada por Gabriel Astarloa, y que defiende a la Ciudad, explicó que se intentó poner fin a este pleito mediante una declaración conjunta y un acuerdo que satisficiera a todas las partes. Incluía que lo demandados debían hacerse cargo de sus propias costas del juicio. Agregó que la propuesta fue aceptada por dos de las partes pero no por Berjman. Andrés Gil Dominguez, abogado de Berjman, y Martín Zapiola Guerrico, defensor de Pusso y Basta de Demoler, desmintieron que alguna parte hubiera aceptado la propuesta. Además, rechazaron que cada demandado se hiciera cargo de sus costas.

 

Contradicciones

Gil Domínguez agregó: «Que la estación se inaugure en el sitio propuesto por Berjman y Pusso y, aún así, persista la demanda millonaria contra ellos es una contradicción cabal». Además, consideró que la acción representa una «clara muestra de lo irracional del discurso de Pro».

«La ciudad castiga a sus héroes», consideró Martín Zapiola Guerrico, abogado de Santiago Pusso y Basta de Demoler. Agregó que la finalidad de la acción judicial es «desalentar la participación ciudadana», con el fin de que no se interrumpan las obras que ejecuta el gobierno, legales o no. «Aunque quieran construir un shopping en el Cabildo», graficó.

Santiago Pusso, integrante de Basta de Demoler, dijo que la nueva ubicación de la estación es más provechosa para todos: «Se restauró la Plaza Intendente Alvear y se inauguró la estación en un espacio que no tenía un valor como espacio verde, porque era un estacionamiento».

Mientras tanto, la causa judicial sigue su curso. Los demandados presentaron una excepción de falta de legitimación por considerar que «no se puede demandar a una persona por ejercer un derecho ciudadano». El planteo fue rechazado en primera instancia y, luego de ser apelado, también en la Cámara de Apelaciones. Ahora la causa llegó al Tribunal Superior de Justicia (TSJ).

 


La Nación – 16 de mayo de 2018

El gobierno de la ciudad anuncia para mañana la inauguración de una nueva
estación de la línea H de subte. Bienvenida sea. Su concreción se debió a la
lucha de los vecinos defensores del patrimonio que conseguimos que se
respetara la histórica Plaza Intendente Alvear y que la estación se ubicara
en el sitio adecuado que yo propuse en su momento. Un logro para la ciudad,
pero ¿cuál fue el costo para nosotros, los vecinos?: la demanda que por los
entonces tres millones de dólares nos inició el mismo gobierno que hoy se
afana por demostrar que hizo las cosas bien. ¿Bien? La estación se comenzó a
construir destrozando la plaza y violando tres leyes de la ciudad. Vanas
fueron las gestiones que realizamos ante Subterráneos de Buenos Aires para
que reparara su error. Nos presentamos ante la Justicia, que nos dio la
razón y tuvieron que restituir la plaza y reubicar la estación.

La persecución de la que he sido objeto -junto con Basta de Demoler y
Santiago Pusso- durante los últimos cuatro años no se condice con la
democracia que el gobierno de la ciudad publicita: «En todo estás vos».
Nosotros estuvimos, como ciudadanos comprometidos con la cosa pública. Hoy,
seguimos esperando que se haga justicia y que el gobierno desista de la
absurda demanda.

Sonia Berjman


Plaza de Mayo: hay que restaurarla, no remodelarla

Es el lugar más sagrado de la civilidad argentina y pertenece a todos los habitantes del país. Cualquier cambio que se pretenda realizar debe evaluarse junto a las áreas disciplinares involucradas.

En obra. La Plaza de Mayo, durante los trabajos encarados por el Gobierno de la Ciudad.

El 9 de junio de 1942, a poco tiempo de fundarse la Comisión Nacional de Monumentos, ésta declaró a la Plaza de Mayo como Lugar Histórico Nacional. Aquellos próceres de la preservación del patrimonio actuaban creyendo que las leyes serían respetadas en los tiempos por venir y en la seguridad de que la Historia debe estar presente más allá del tiempo de una generación. Se trataba y se trata de que se preserven los hechos que nos conformaron como sociedad.

Desde hace unos meses estamos viendo, azorados, como se la está poniendo en dis-valor con un des-arreglo ilegal, sin consultar a los diferentes actores sociales del país que tenemos el derecho, la obligación y el conocimiento para opinar. Es la política del hecho consumado.

Ya en 2006 logramos salvarla de un irracional proyecto de la Intendencia de Jorge Telerman para convertirla en una plaza municipalista española de la Edad Media de apariencia posmo.

Los cambios que hoy se están introduciendo a nuestra ex Plaza Mayor, el “escenario de la vida argentina” -cómo titulamos un libro que con su historia publicamos hace añares- deben hacerse con la anuencia de la mencionada Comisión. Ésta alega que el tema se trató en cuatro (¡!) reuniones y que los ciudadanos que quieran enterarse de lo tratado deben ir a su sede a leer las actas de esas reuniones. Al menos, suena bastante arrogante y demasiado a poco. Correspondía realizar un informe técnico completo, incluyendo las distintas áreas disciplinares involucradas, y darlo a conocer para que se evalúe a nivel país.

Asimismo, como es un bien de la Ciudad de Buenos Aires, su Gobierno debe cumplir con lo legalmente establecido en esta jurisdicción como Área de Protección Histórica (APH N° 1) que establece que “En el espacio propio de la plaza de Mayo sólo se permitirán trabajos de conservación y mantenimiento de los elementos preexistentes. (…) Aceras y calzadas: Se mantendrán las dimensiones actuales de las veredas. Las aceras de piedra original deberán conservarse reponiendo las faltantes con materiales similares (…) Las restantes serán de mosaico calcáreo tipo vainilla color blanco. (…) Forestación: La conservación, reposición y renovación de las especies vegetales existentes se hará atendiendo no sólo a razones paisajísticas sino también históricas y tradicionales (…)” O sea, que estamos ante la presencia de mal desempeño de la función pública de dos jurisdicciones: nacional y municipal.

¿Para qué promulgamos leyes si después no se cumplen, empezando por los funcionarios que las deben hacer cumplir? Hace un tiempito, Sócrates demostró la importancia de acatar las leyes al beber su vaso de cicuta. No estoy pidiendo que nuestros funcionarios lo imiten; sólo que no las violen.

La Plaza de Mayo, como jardín histórico que es, tiene el carácter de obra de arte, significada por cada uno de nosotros y por los acontecimientos históricos que allí se conjugan. Su cuidado debe regirse por la Carta de Florencia (ICOMOS UNESCO).

La imagen que vive en el inconsciente colectivo argentino desde hace varias generaciones es la de la Plaza de Mayo nominada Lugar Histórico Nacional hace la friolera de casi 80 años, y que se correspondía con la de la remodelación de Carlos Thays cuando la apertura de la Avenida de Mayo en 1894. No es posible remodelarla, sino que hay que restaurarla.

La Plaza de Mayo no es de nadie en particular y es de todos los argentinos colectivamente. Es del escolar de Jujuy y del habitante de Ushuaia, y del vecino de Buenos Aires que, además, solventa su mantenimiento. Es el lugar más sagrado de la civilidad argentina. ¿Por qué hay que cambiar su fisonomía, su diseño y su vegetación? ¿Quién se cree mejor paisajista que Carlos Thays? Quienes así atentan contra el patrimonio, ¿conocen las leyes vigentes? ¿Han leído los libros con su historia secular? ¿O se creen tan soberbios que pueden alterar lo que es de todos los argentinos porque se les “da la gana”? ¿O hay otras cosas por detrás que no conocemos?

Esperemos que el arrepentimiento envuelva a los responsables de este atropello, devolviéndole la vida al patrimonio atacado, abonando los culpables con el dinero de sus propios bolsillos la tan necesaria vuelta atrás.

La Ley 4830/2013 de la Ciudad de Buenos Aires establece las penalidades por destrucción del patrimonio cultural de la Ciudad. Estuvo pensada para castigar a los vecinos, turistas, profesionales y empresas que arruinan lo que se debe preservar. Pero, y si los que lo destruyen son los funcionarios gubernamentales, ¿deberían tener esas mismas penas o, dado que son responsables de cuidar lo que es de todos por nuestra delegación ciudadana de poder (y encima les pagamos sueldos), otras más agravadas?

Los organismos creados ad hoc (Comisión Nacional de Monumentos, de Lugares y Bienes Históricos; Dirección de Interpretación Urbanística; Dirección de Patrimonio), deben respetar y hacer respetar, cuidar, proteger, restaurar, los bienes patrimoniales bajo su tutela y no -como estamos viendo- destruirlos y avasallarlos.

Y, además, que los funcionarios trabajen como deben. Hace un año y medio que solicité a la Comisión Nacional de Monumentos la declaración del conjunto de los parques diseñados por Carlos Thays, con la adecuada fundamentación. Dicen que están trabajando… Hubo infinitas reuniones (muchas más que cuatro…) pero ningún resultado concreto.

Nótese que por la importancia y singularidad de la Plaza de Mayo, la opinión pública se está ocupando sólo de este ejemplo; pero al mismo tiempo están ocurriendo otros desastres, como el descuartizamiento-mudanza-cirugía estética de apuro del monumento a Colón; la ruina del Palais de Glace; el “cósmico” entorno del Planetario; la pérdida de los diseños originales de las plazas; el patrimonio arbóreo diezmado de manera sistemática… Cuando se comete una acción equivocada no se la puede justificar mediante otros ejemplos de plazas “intervenidas” del exterior. Esto es gravísimo, es una cuestión ética y moral, pues entonces podríamos justificar un asesinato porque otros asesinan… Ay querido Kant, ¿quién te lee hoy en día? «Obra sólo según aquella máxima por la cual puedas querer que al mismo tiempo se convierta en ley universal.».

Una sociedad que destruye su basamento material cae en el vacío: los edificios o parques o centros históricos son los documentos del pasado que fueron dando forma a nuestra identidad como Nación. Otros bienes intangibles nos proveyeron de principios morales que no debemos olvidar, sino honrar y enaltecer con nuestro accionar cotidiano.

Artículo publicado en Clarín: https://www.clarin.com/arq/urbano/plaza-mayo-restaurarla-remodelarla_0_Sk0j277_G.html


La Nación 12 de diciembre de 2017 p. 20
Clarín Arquitectura, Mini Repo, 26 de diciembre de 2017.


Guardianes de la Ciudad. La lucha de los vecinos que cuidan el patrimonio urbano.
La Nación 22 de abril de 2017.


Buenos Aires: el patrimonio en peligro.

El que calla, otorga.
Por Sonia Berjman, historiadora urbana.

Si la Gioconda fuera argentina luciría, al menos, así:

Muchos de los edificios, monumentos, parques y avenidas que conforman una ciudad son obras de arte que deben respetarse como tales.

El 9 de junio de 1942, poco tiempo después de que se fundara la Comisión Nacional de Monumentos, ésta declaró a la Plaza de Mayo como Lugar Histórico Nacional, al mismo tiempo que a la Plaza San Martín. Aquellos próceres de la preservación del patrimonio lo hicieron en la creencia de que las leyes serían respetadas en los tiempos por venir y en la absoluta seguridad de que la Historia debe estar presente más allá del tiempo de una generación. Se trataba y se trata de que se preserven los hechos que nos conformaron como sociedad.

Hace pocos días, y por intermedio de los medios periodísticos, me entero de una supuesta “puesta en valor” de la Plaza Fundacional de la ciudad. Ya en varias Cartas de Lectores publicadas en el año 2006 a raíz del irracional proyecto de entonces de convertirla en una plaza municipalista española de la Edad Media de apariencia postmo, me referí al atropello a nuestro patrimonio.

Decía entonces:
“La imagen que vive en el inconsciente colectivo argentino desde hace cuatro generaciones es la de la Plaza de Mayo actual: la remodelación de Carlos Thays cuando la apertura de la Avenida de Mayo en 1894. No es posible remodelarla, sino que hay que restaurarla.”

En aquellos momentos, hasta la prensa especializada extranjera se ocupó de asombrar al mundo divulgando la barbaridad que se estaba por cometer en esta ciudad del Sur de América, como la Historic Gardens Review de Londres. La reacción actual a este proyecto de cambio de un lugar histórico protegido por ley en su integridad será muchísimo más amplia y contundente.

Estos cambios que se pretenden introducir a nuestra ex Plaza Mayor, el “escenario de la vida argentina” -cómo titulamos un libro que con su historia publicamos hace décadas- deben hacerse con la anuencia de la mencionada Comisión. Desconozco si se ha seguido ese procedimiento legal. Si la consulta hubiera existido, y hubiera sido aprobada, la Comisión tiene la obligación de informar a la población dando a publicidad el informe técnico completo y fundamentado que avale estos hechos, firmado por los profesionales que hubieran intervenido. Si el Gobierno de la Ciudad está efectuando los trabajos sin el permiso de la Comisión, está actuando en una doble ilegalidad.

La Plaza de Mayo no es de nadie en particular y es de todos los argentinos colectivamente. Es el lugar más sagrado de la civilidad argentina. No se la puede atacar con continuos cambios que la alteren físicamente. ¿Por qué hay que cambiar su fisonomía, su diseño y su vegetación? ¿Quién se cree mejor paisajista que Carlos Thays? Quienes atentan contra el patrimonio ¿conocen las leyes vigentes? ¿Han hecho una consulta nacional a especialistas sobre esta transformación? ¿Han leído los libros con su historia secular? ¿O se creen tan soberbios que pueden alterar lo que es de todos los argentinos porque se les “da la gana”? ¿o hay otras cosas por atrás que no conocemos?

El primer libro que se editara sobre “Los monumentos y lugares históricos de la Argentina” (1948, por Carlos Vigil), se inicia, precisamente, con la Plaza de Mayo, dándole a este bien el primerísimo lugar que ocupa dentro del patrimonio argentino.

La Plaza de Mayo, como jardín histórico que es, tiene el carácter de obra de arte, significada por cada uno de nosotros y por todos los acontecimientos históricos que allí se conjugan.

Por sus valores materiales e intangibles, también cuenta con la protección municipal que le da su inclusión en el APH N° 1. Al respecto, el Código de Planeamiento Urbano, en su Sección 5, 4.1.2.2.1. establece:

“En el espacio propio de la plaza de Mayo sólo se permitirán trabajos de conservación y mantenimiento de los elementos preexistentes. Todo proyecto modificatorio deberá contar con visado previo del Consejo y aprobado por Ley.

a)Aceras y calzadas: Se mantendrán las dimensiones actuales de las veredas. Las aceras de piedra original deberán conservarse reponiendo las faltantes con materiales similares, previa aprobación del Consejo. Las restantes serán de mosaico calcáreo tipo vainilla color blanco.

(…)

e) Forestación: La conservación, reposición y renovación de las especies vegetales existentes se hará atendiendo no sólo a razones paisajísticas sino también históricas y tradicionales para lo cual deberá darse intervención al Consejo.

Me ha tocado ser testigo de la tortura y el asesinato de muchos bienes patrimoniales, entre otros casos criminales cito a los siguientes:

Invito a los lectores a buscar y anotar las fechas de cada suceso pues deberían ser inolvidables hitos de lo que NO hay que hacer:

  1. la conversión del otrora majestuoso edificio del Mercado de Abasto Proveedor en un shopping dejando sólo su cáscara exterior y atiborrado sin piedad su catedralicio espacio interior; al tiempo que se “ampliaba” el estadio de Boca Juniors, otro ejemplo señero de la ingeniería argentina en el mundo; las dos obras del Estudio Delpini, Sulcic y Bes.
  2. los silos Bunge y Born hechos polvo,
  3. la plaza Perú “más limpia” luego de la demolición de su elemento central. Esta es la única obra pública de Roberto Burle Marx en el país, pero, ni así el Intendente Domínguez la respetó.
  4. la avenida-parque General Paz, admirada como una de las mejores del mundo, sustituida por una vía rápida sin el más mínimo diseño y con la pérdida de su vegetación espectacular,
  5. el vaciamiento interior de la Casita del Botánico (otrora oficina de la Dirección de Paseos y a la vez vivienda familiar de la familia Thays) destruyendo –de paso, cañazo- la oficina del paisajista y Director de Paseos con sus muebles originales- Luego colocaron unos cartelitos en las puertas pidiendo que el público las cuide… ¡porque son históricas! ¿humor negro?
  6. la desaparición del magnífico marco semicircular de la Plaza Italia formado por las entradas de la Sociedad Rural, el Zoológico y el Botánico,
  7. la “mudanza” de monumentos y obras de arte en contrario a lo que se aconseja pues cada obra establece un diálogo con su entorno y resignifica el espacio,
  8. traslado de árboles como si fueran floreros de un living,
  9. el costoso “aggiornamento” que un ex vicepresidente de la Nación infligió a su transitorio despacho en el Congreso Nacional (y su posterior recuperación),
  10. la avenida 9 de Julio desfigurada por un Metrobús que no es otra cosa que carriles exclusivos de transporte público,
  11. ahora perderemos la Costanera Norte por la ampliación del aeroparque (en los tres ejemplos viarios mencionados participó como paisajista Carlos León Thays II),
  12. la Villa Roccatagliata convertida en un mísero ratón entre las fauces de un gigantesco felino de hormigón,
  13. el descuartizamiento del monumento a Colón como el de un actual Túpac Amaru y la demolición de su basamento a pico y pala (más un martillo neumático para facilitar el trabajo) como Tutmosis III quiso desaparecer las imágenes de Hatshepsut (y ya que estamos, arrasemos también a la Plaza Colón -hace poco tiempo declarada MHN junto al remarcable conjunto de la Casa Rosada- y al Parque Colón y al Paseo Colón y hasta el nombre que llevan desde hace una centuria y cuarto), y al patrimonio arqueológico que subyace en esa área,
  14. luces led de colores proyectadas de noche sobre ciertas estatuas impidiendo la cabal percepción de sus materiales originales proyectados por los escultores (como el blanco mármol de Carrara),
  15. importantes monumentos ennegrecidos como chimeneas cubiertas de hollín,
  16. el loco e increíble y patético desmadre del Zoológico (y como siempre se aprovecha el 2 x 1 liquidemos también a los animales),
  17. la apariencia de carpa de circo del Palais de Glace con su nueva pintura exterior,
  18. el Planetario como feria de diversiones cósmicas-marcianas (sumado al daño que la iluminación artificial produce en la flora y fauna del parque),
  19. la “modernización” de la entrada del Jardín Botánico por Avenida Santa Fe,
  20. el único pabellón de Centenario que nos queda ¿devendrá en el SUM o en un mini shopping de las cuatro torres que se construirán en donde había un hermoso jardín del Regimiento N° 1 Patricios?
  21. las continuas “puestas en disvalor” de las plazas porteñas, alterando el diseño original, suplantando el mobiliario histórico, sin respetar ni cuidar a la vegetación existente, introduciendo actividades incompatibles con una obra de arte,
  22. las sucesivas intervenciones en un mismo espacio verde, despilfarrando el dinero de todos -ejemplos de dos escalas diferentes: plaza Emilio Mitre y plazoleta Portugal-, con intervalos de pocos meses entre una y otra,
  23. la Plaza Seeber (obra maestra de Benito Carrasco) convertida en una caricatura de un parque navideño del hemisferio norte,

  24. Nuestro patrimonio arbóreo está siendo diezmado de manera sistemática en todas las comunas. En los últimos años el GCABA está destruyendo nuestros árboles de alineación, de plazas, estaciones de ferrocarril y bulevares, por mutilación, mochado, tronchado, terciado y tala. No se salvan ni el bello jacarandá, ni el añoso aguaribay, ni el magnífico ombú, ni siquiera los árboles históricos.
  25. y ahora, la Plaza de Mayo se transforma siguiendo un proyecto desconocido cabalmente por la sociedad. En años pasados la hemos defendido de similares ataques y hemos logrado conservarla…hasta hoy…

Además de los desproporcionados gastos en dinero que este tipo de obras conllevan y que los solventamos entre todos, por la ignorancia y la soberbia de momentáneos funcionarios, y por profesionales cómplices de esos hechos delictivos, estamos cada día perdiendo nuestra identidad como pueblo al que los bienes materiales e intangibles conforman.

Vamos perdiendo a Buenos Aires ya que el balance favorece ampliamente a los destructores culturales, pues a algún que otro logro aislado -como el salvataje de la Plaza Intendente Alvear- le siguieron injustas y millonarias demandas judiciales a los vecinos que queremos conservar lo que es nuestro. Tal vez hayan creído y todavía crean que vamos a callar y dejar que la ruina caiga sobre nuestro patrimonio cultural. Sirvan estas palabras para demostrarles lo contrario. Somos muchos quienes donamos nuestra energía, nuestro conocimiento, nuestro tiempo y nuestras ganas a los funcionarios de turno para asesorarlos en los temas específicos que desconocen y les decimos que no vamos a bajar los brazos dejándolos actuar incorrectamente, sino que alzaremos nuestras voces documentadas para informar sobre lo que está pasando.

¡Y pensar que hay todavía quienes quieren presentar a Buenos Aires para integrar la Lista del Patrimonio de la Humanidad! ¿Con sus principales valores subvertidos? ¿Al tiempo que la mayoría de las ciudades del mundo están tratando de proteger su pasado?

Las huestes de Atila siguen asolando el suelo patrio, robándonos la riqueza que es de todos nosotros, aquel “verdadero pueblo” al decir de Sarmiento cuyas premonitorias palabras tienen más actualidad que nunca: Civilización o barbarie.

Escribo estas líneas con el dolor a flor de piel que me provoca tanto desatino. Esperemos que esta vez sólo sea una confusión momentánea y que el arrepentimiento envuelva a los responsables de este atropello, devolviéndole la vida al patrimonio atacado, abonando los culpables con el dinero de sus propios bolsillos la tan necesaria vuelta atrás.

Y, además, que los funcionarios que tienen que proteger todos estos bienes, se pongan las pilas y trabajen como deben. Hace un año y medio que solicité a la Comisión Nacional de Monumentos la declaración del conjunto de los parque diseñados y construidos por Carlos Thays, con la adecuada fundamentación. Dicen que están trabajando…infinitas reuniones pero ningún resultado concreto.

La Ley 4830, promulgada por la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires en diciembre de 2013, establece las penalidades que deberán sufrir quienes destruyan el patrimonio cultural de la ciudad. En realidad, estuvo pensada para castigar a los vecinos, turistas, profesionales y empresas que arruinan lo que se debe preservar. Pero ¿y si los que lo destruyen son los propios funcionarios del gobierno -sea este local o nacional o ambos en conjunto-, deberían tener esas mismas penas o, dado que son responsables de cuidar lo que es de todos por nuestra delegación ciudadana de poder (y encima les pagamos sueldos), otras más agravadas?

Los organismos creados ad hoc (como la Comisión Nacional de Monumentos, de Lugares y Bienes Históricos; la Dirección de Interpretación Urbanística; la Dirección de Patrimonio del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, así como los respectivos de cada provincia argentina), deben respetar y hacer respetar, cuidar, proteger, restaurar, los bienes patrimoniales bajo su tutela y no -como estamos viendo- destruirlos y avasallarlos.

Por ejemplo, ante los desmanes largamente anunciados por disolventes sociales a realizarse en la Plaza Congreso en estos días, ¿no hubiera sido esperable que esos organismos solicitaran un vallado efectivo y una guardia realmente preparada alrededor de ese Lugar Histórico Nacional para proteger su integridad, la de la vegetación, de las estatuas y monumentos, del mobiliario urbano? NADIE tiene el derecho de devastar lo que es de todos.

Una sociedad que destruye su basamento material, cae en el vacío: los edificios o parques o centros históricos son los documentos del pasado que fueron dando forma a nuestra identidad como Nación. Otros bienes intangibles nos proveyeron de principios morales que no debemos olvidar, sino honrar y enaltecer con nuestro accionar cotidiano.

¿PARA QUE SE DICTAN LEYES QUE LUEGO NO SE CUMPLEN?
NO PERTENEZCO A NINGÚN PARTIDO POLÍTICO.
SÓLO AL PARTIDO DEL PATRIMONIO

Diciembre de 2017
Agradezco la colaboración de Graciela Fernández, Marcelo Magadán, Mario Chiesa, María Angélica Di Giácomo, Santiago Pusso, María del Carmen Magaz y a mi nieta que me enseñó como “poner en valor” una obra de arte.


CNN, Sonia Berjman con Patricia Janiot

 

 

 

 

 

El subte en el paseo de la Recoleta, un error. La Nación, 14 de marzo de 2012.

 


Acto de desagravio a Sonia Berjman y a Basta de Demoler realizado el 2 de octubre de 2014 en la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires, a instancia de varios legisladores y con el apoyo de Poder Ciudadano, Greenpeace, Fundación Ciudad, FARN Fundación de Ambiente y Recursos Naturales, World Monuments Fund, Asociación Amigos del Lago de Palermo, y otras, defensores del patrimonio, colegas y vecinos

 

Parte del público presente
Parte del público presente
Sonia dando una charla sobre ética y responsabilidad social

DIVERSAS ACTIVIDADES REALIZADAS POR SONIA EN DEFENSA DEL PATRIMONIO DE BUENOS AIRES
Festejando los 20 años de la Asociación Amigos del Lago de Palermo
Festejando los 20 años de la Asociación Amigos del Lago de Palermo
Con Carlos Thays III, IV y V inaugurando la plaza Thays II, 2016, por su iniciativa
Con los vecinos del barrio de Agronomía en una de sus muchas defensas de los espacios verdes urbanos
Defensa del patrimonio escultórico: Sonia fundó el grupo Salvemos las Estatuas
Grupo fundador de salvemos las estatuas, por iniciativa de SB
Defensa Monumento a Colón
Defensa Monumento a Colón
Historic Gardens Review Quinta Pueyrredón
Convención Estatuyente -Constituyente agosto 1996 sede Biblioteca Nacional
Museo de los Parques frustrado proyecto 1998
La Nación Belgrano 19 de junio de 2003. Decoración de la estación de subte Tronador con imágenes y textos de la historia del barrio de Villa Ortúzar donde se encuentra ubicada la misma. Sonia organizó el grupo de vecinos que concretó el proyecto.

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