Diario La Nación – 1 de setiembre de 2006
"Para preservar los testimonios vivos del pasado, en nuestro país se creó en 1940 la Comisión Nacional de Museos, Monumentos y Lugares Históricos.
"Uno de los primeros ejemplos en ser destacados por esa normativa fue la primitiva Plaza Mayor, nuestra querida Plaza de Mayo, lugar histórico nacional por decreto N° 122.096 del 9 de junio de 1942.
"Al ser un hito patrimonial preservado por ley, no puede un funcionario «iluminado» encargar intempestiva y arbitrariamente a un profesional un proyecto de remodelación o solicitar un concurso de arquitectura para la presentación de proyectos de «reciclaje». No es posible remodelarla sino que hay que restaurarla.
"Durante el siglo XIX e inicios del XX, paralelamente a la programación de los actos conmemorativos del Centenario hubo -al igual que hoy, y cercano al Bicentenario- propuestas faraónicas de transformación de la Plaza Matriz. Todas fracasaron por la oposición tenaz de aquellos a quienes hoy consideramos los fundadores de la conservación del patrimonio nacional.
"La imagen que vive en el inconsciente colectivo argentino desde hace cuatro generaciones es la de la Plaza de Mayo actual: la remodelación de Carlos Thays cuando la apertura de la Avenida de Mayo en 1894 . No es verdad que ésta sea la plaza de Cacciatore.
"La conservación del patrimonio debe atender no sólo al bien en su estado primigenio, sino a la memoria colectiva.
"¿Se quiere peatonalizar o avasallar? Si se quiere prohibir el tránsito vehicular en la zona de la Plaza de Mayo… eso no determina que deban levantarse las calzadas y embaldosar todo a la manera de las plazas municipalistas españolas. Ni tampoco colocar miniómnibus que recorran su entorno como caballitos de una calesita.
"En fin, es cuestión de utilizar el pensamiento lateral y no siempre lo primero que viene a la mente para impresionar a los presuntos votantes de la próxima elección que generalmente implica destrozar lo existente para construir algo peor."